Para Aída con cariño
Había una vez una niña que tenía una carita dulce como la miel y unos
ojitos azules como el color del cielo. Su voz era como el trinar de los
ruiseñores cuando despierta la primavera, y sus manos finas y elegantes… como
la suavidad de la piel de un visón.
Su Nombre Aída, que significa “La
que regresa”
Aída es una niña encantadora, agradable y
simpática que busca complacer y hacerse querer. En ella prima el sentimiento,
por eso, está dispuesta a realizar grandes esfuerzos que apunten a la
comprensión y la conciliación, para que a su alrededor reinen la paz y la
armonía.
Un día la pequeña, asustada, comenzó a
llorar porque tenía fuertes dolores en las manitas. Su mamá y su papá,
preocupados, la llevaron al médico para poder sanar a la niña que no entendía
lo que le estaba pasando.
Pasaron los días y también las noches y un
día un duendecillo travieso, ocupó el
sueño de Aída y le dijo al oído con una voz muy suave y tranquilizadora:
No te preocupes pequeña, pronto te vas a
poner bien, lo que tienes que procurar es encontrar un trébol de cuatro hojas.
No sufras que hay muchas niñas que son iguales que tú y si piensas que pronto te
vas a curar, tu deseo se cumplirá. La carita de Aída se alumbró de felicidad y
cuando despertó acudió a decirles a su papá y a su mamá que había soñado con un
duendecillo y que le había dicho que pronto estaría curada.
La mamá la escuchaba complacida y su papá le
dio un fuerte beso en la carita.
Claro que si cariño, pronto te pondrás bien,
-dijeron papá y mamá casi al mismo tiempo-
Claro, -dijo Aída en tono enfadado- pero el
duende me ha dicho que tengo que encontrar un trébol de cuatro hojas, y que yo sepa
por aquí solo hay de tres.
Papá y mamá se miraron con preocupación.
Sabían lo difícil que era encontrar un trébol de cuatro hojas, pero pronto se
pusieron en marcha a través de todos los medios a su alcance para conseguir que
la pequeña pudiera tener el trébol deseado para su recuperación.
Pasaba el tiempo y Aída sentíase triste y
también sus papás al ver a la niña en desánimo.
Un día la pequeña sollozando le dijo a su
mamá: Si no podemos conseguir el trébol aquí, ¿por qué no lo buscamos en otro
sitio?
Al Papá de la pequeña se le ocurrió una
brillante idea y le dijo a su esposa: ¿por qué no se lo decimos a los titos
Antonio y Loli?, Ellos tienen un jardín muy bonito y un campo lleno de flores y
plantas en Valencia.
Y ni corta ni perezosa, la mamá se puso en
contacto con ellos.
Buscaron y buscaron y por fin, encontraron
lo que todos deseaban y la niña contenta, sonrió y fue una niña muy feliz.-
Anbairo
Mi querido amigo Antonio.
ResponderEliminarQué alegría volver a leerte, Aída, que significa “La que regresa” y tu también has regresado.
Que cuento ms bonito, y el trébol es precioso aquí en el jardín también los tengo, no son del trébol común, son de la misma familia y este tiene flores de diferentes colores, lo hemos tenido maravillosos este verano, que alegría volverte a leer.
Un gran abrazo para los mayores y besos a Izan y Aarón.
Ambar